En Europa y el mundo se conoce de sobra
los postulados de Sócrates o Platón, o las filosofías orientales de Lao-Tse, Confucio y Buda pero
poco a casi nada se sabe en occidente de
la filosofía Bantu, probablemte porque
muchas étnias africanas,en la que se incluirían también éstos, proceden
de una fuerte tradición oral. Pocos libros hay donde leer sobre la filosofía
bantú pero afortunadamente he podido encontrar libros como “Bantú Philosophy”
de Placide Tempels (un libro único en “su especie”) donde se cuenta sobre esta filosofía vista
desde el punto de mira de los propios bantúes, que me ha servido para despejar
las siguientes incógnitas: ¿qué es la filosofía Bantú?¿En qué consiste?. Las
respuestas a esas preguntas serán desveladas a continuación.
Para saber qué es la filosofía Bantú
primero debemos saber quienes son los Bantúes. La palabra Bantú agrupa a toda
las etnias africanas, que ascienden a la cifra de 400 grupos étnicos, que
hablan lenguas bantúes y cuyo territorio está comprendido desde Duala (Camerún),
en el sud del océano Atlántico, hasta la desembocadura del rio Tana en el
océano índico. Los lingüistas habían postulado erróneamente que las lenguas
bantúes tenían todas el mismo origen, aunque ahora se sabe que dichas lenguas se diversificaron
hace 2000 años. Mis ancestros Bantúes habitaban en regiones remotas de Nigeria
y Camerún Central. Posteriormente se expandieron por varias regiones del
continente africano.
No
existe ninguna raza bantú, los bantúes tienen en común el origen de sus lenguas aunque provengan de etnias diferentes. Entre las lenguas más características de los bantúes
encontramos la lengua fang, bakuba,
baluba, lingala, bakongo, hutus, baganda, kikuyus, tongas, bechuanas, hereros, swazi,
sotho, zulúes y xhosa. Los bantúes antes de realizar su migración ya tenían
conocimiento sobre la metalurgia, las regiones que invadieron (en la edad de
piedra) estaban poblados por personas que practicaban sólo la caza y la
recolecta y probablemente los bantúes les conquistaron gracias a su
superioridad tecnológica.
Contrariamente a lo que se ha postulado
durante mucho tiempo en occidente, por varias escuelas de pensamiento que habían
estudiado superficialmente a los bantúes desde una óptica eurocéntrica, los
bantúes también poseen una Fe ( en el Ser Supremo o Dios) y también poseen un
sistema de pensamiento que podríamos denominar como “filosofía de la magia”,
entendiendo la palabra magia como ciencia de la sabiduría o “ciencia magna”.
En grandes civilizaciones como la egipcia (que
fue la fuente principal de la que bebió la civilización griega y también los
filósofos orientales), la mesopotámica y la hindú, la magia era considerada
sagrada e inseparable de la religión. Sin embargo los analistas del pasado
siglo, impulsados por ideas evolucionistas, consideraron la magia como un
estadio primitivo o inferior de conocimiento que fue superada posteriormente
por la ciencia. No obstante ahora se sabe que las ciencias surgieron de la
magia tras su “divorcio” de la religión. La religión se quedó con la parte
“exotérica” de la magia y la transformó en una serie de dogmas introducidos por personas poderosas de las altas esferas
eclesiásticas, esto dió como resultado el fanatismo y la intolerancia hacia la
verdadera Magia.
La magia Real era la ciencia mediante la cual los
seres humanos evolucionados podían entrar en comunicación con esferas
superiores e inferiores y dominarlas. Este conocimiento de los poderes ocultos en la Naturaleza era
conocido por unos pocos por el grado de dificultad y sacrificios necesarios en
su maestría. Entre ésos pocos que dominaron ésa magia suprema figuran
personajes históricos de la altura del maestro (palabra que viene de mago, es
decir, el que domina la magia) Jesucristo, el cual se sabe que viajó a la india
para aprender conocimientos sagrados que le permitieron llegar a dominar la
ciencia suprema.
Debo aclarar que la magia no es
sobrenatural sino muy natural. De hecho
facultades intrínsecos en todo ser humano como el amor, la voluntad y la
creatividad si son desarrollados y dominados de forma consciente dan lugar a la
maestría, lo que convertiría a la persona que logre dicha hazaña en un mago.
Volviendo ahora a la cuestión de la
filosofía bantú podemos decir que a pesar de que primeramente que la filosofía basa
su idiosincrasia en la idea de la Fuerza
vital o “Muntu”. La idea del ser que sostienen los Bantúes, la cual se traslada tanto a todas las cosas y seres vivos como a Dios,
tiene una importancia y ejecución también en los seres humanos.
Tres son las nociones básicas a
comprehender y que forman la base del pensamiento bantú: la fuerza vital, el
aumento de la fuerza y la influencia vital que correspondería a una especie de
“santa trinidad” de esta filosofía.
El término “muntu” viene a designar, en la lengua kaluba, también fuerza personal en el hombre. En esta concepción el hombre destaca en
fuerza y poder entre todos los seres vivos creados. Los seres inferiores, que
serían los minerales, vegetales y animales, habrían sido creados, por la gracia
del Ser Supremo, según los Bantúes para asistir al hombre, que es superior a
éstos. Esta superioridad se basaría en la mayor o menor conexión que tuviese
con Dios. El Dios de los Bantúes sería literalmente el que provee al hombre de
esta fuerza vital porque en definitiva Él es la fuerza suprema, y el que Posee al
hombre es Dios. En lugar de decir que Dios, en la concepción Bantú es EL QUE ES diríamos entonces que EL ES QUIEN
POSEE. Porque Dios representa la perfección suprema y además no ha sido creado
sino que simplemente ES porque es una causa en sí misma y la razón de ser de
los demás seres creados, como el hombre. El hombre es una pequeña fuerza vital
impulsado por la gran fuerza vital que es Dios. Los Bantúes contemplan el
conocimiento y la sabiduría como fuerzas vivientes y creen que “muntu” tiene el
poder del conocimiento que estaría traducido, en el idioma kaluba, por
“udi na Buninge bwa kuyuka”.
El segundo punto central de la filosofía
Bantú gira alrededor del grado de incremento o disminución de la fuerza vital.
El muntu como cualquier otra fuerza
es susceptible de aumentar o disminuir y también de ser heredado, perdiendo así
con esto último la fuerza vital. Para los Bantúes el decrecimiento de la fuerza
vital en el hombre podría equipararse a
la forma que se entiende en Occidente como la muerte del cuerpo pero en sentido
espiritual (“mufu”).
El destino del muntu
viviente de toda persona está intrinsecamente unido y de por vida a Dios
pero también es una relación que incluye a los amigos, los parientes y la descendencia de este
ser, de ahí el término Ubuntu de la lengua Xhosa
que dice: “Yo soy porque nosotros somos”. Se produce una relación ontológica
similar, al del muntu de un individuo
con Dios, en los bienes del individuo, su patrimonio, su tierra , incluyendo
toda la producción de esta y todo lo que crezca en ella. Se entendería con esto
que la fuerza vital, de cualquier ser,
está conectada con el Todo o Ser Supremo y a la vez con todos.
El aumento o la depreciación del poder
personal de un ser depende de los actos que este ser lleve a cabo, cualquier
acto que interfiera negativamente en el “muntu” contribuye a empequeñecerlo. Así si un hombre se comporta
deshonestamente se diría entre los bantúes que esta persona no es un muntu, en el sentido que está
deshonrando a su fuerza vital.
La última idea a comentar, antes de
completar lo que forma el esqueleto de esta filosofía mágica, es el grado de
influencia o cómo influye la energía vital como agente activo. Como se ha
citado anteriormente para los Bantúes no existe ningún individuo que no esté
conectado al Todo. Aquí, el libre albedrío cumple una función clave puesto que
aunque se entienda ésta como una facultad poseída por el “muntu”, que nos puede
conducir libremente hacia el bien o hacia el mal, determina el destino de un
individuo puesto que es predeterminado por Dios. Digamos que el libre albedrío
en el sistema de pensamiento bantú no es del todo libre, es actuando en
concordancia con este albedrío que el Ser Supremo elige libremente para cada
persona, el medio por el cuál el ser puede alinearse con su destino cumpliendo
así en definitiva la voluntad divina. Digamos que el ser es libre para actuar en
concordancia con las leyes naturales designadas por la divinidad.
Aunque se han hecho investigaciones
posteriores a la de Tempels (cuyas investigaciones fueron realizadas en
República Democrática del Congo y en convivencia estrecha con algunas etnias bantúes),
la mayoría de los investigadores posteriores coinciden en los principios
arriba mencionados son fieles, en esencia, al sistema de pensamiento de los Bantúes.
Podemos concluir aquí diciendo que la
filosofía bantú existe y que es una forma de ver y entender la realidad tan
respetable como cualquier otro sistema de pensamiento y hay que otorgarle el
lugar que se merece en el mundo.
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